La autora utiliza un ingenioso recurso para presentar narraciones con un fin didáctico, de la mano de Antón, quien motivado por la curiosidad que despierta en él la palabra “zibeben”, propone, junto a sus amigos, una historia inspirada en cada letra del abecedario. Así, comienza con la de Ararat, el monte donde encalló el arca de Noé, pasando por la historia del fuego o del tranvía