Pablo Trincia trabaja como enviado especial y reportero para prensa, televisión e internet. En 2017 es-cribió el pódcast Veleno junto a Alessia Rafanelli, un reportaje de investigación en formato audioserie y publicado en la Repubblica que alcanzó un gran éxito y sirvió para reabrir el caso de los Demonios de la Bassa Modenese, uno de los más oscuros y controvertidos de la crónica judicial italiana. Veneno fue su primer libro, basado en esta historia. Posteriormente ha publicado Romanzo de un naufragio, sobre el hundimiento del crucero Costa Concordia.
Un suceso que ha destrozado a familias enteras. Un increíble caso de contagio psicológico. Un true crime tan impresionante como inquietante.
A finales de los noventa, en dos pequeños pueblos de la región italiana de la Bassa Modenese, los servicios sociales separaron a dieciséis niños de sus familias y los enviaron a otros lugares del país. Los padres eran sospechosos de pertenecer a una secta de pedófilos satánicos que realizaban rituales nocturnos en el cementerio bajo supervisión de un cura católico muy querido por los habitantes de la zona. Son los mismos niños los que relataron a los psicólogos y asistentes sociales estas escenas horribles y atroces. La red de monstruos que describieron implicaba a madres, padres, hermanos, tíos y conocidos, pero lo cierto es no hay ni un testimonio de una persona adulta. Nadie ha visto ni oído nada. ¿Es posible que en este rincón del mundo se imponga una ley del silencio tan profunda y eficaz?
La realidad de los hechos emergerá bajo una luz nueva, más escalofriante que la anterior. Sin embargo, para muchos será demasiado tarde, aunque alguno de ellos tendrá una nueva oportunidad.
A finales de los noventa, en dos pequeños pueblos de la región italiana de la Bassa Modenese, los servicios sociales separaron a dieciséis niños de sus familias y los enviaron a otros lugares del país. Los padres eran sospechosos de pertenecer a una secta de pedófilos satánicos que realizaban rituales nocturnos en el cementerio bajo supervisión de un cura católico muy querido por los habitantes de la zona. Son los mismos niños los que relataron a los psicólogos y asistentes sociales estas escenas horribles y atroces. La red de monstruos que describieron implicaba a madres, padres, hermanos, tíos y conocidos, pero lo cierto es no hay ni un testimonio de una persona adulta. Nadie ha visto ni oído nada. ¿Es posible que en este rincón del mundo se imponga una ley del silencio tan profunda y eficaz?
La realidad de los hechos emergerá bajo una luz nueva, más escalofriante que la anterior. Sin embargo, para muchos será demasiado tarde, aunque alguno de ellos tendrá una nueva oportunidad.
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